LA PRESENCIA / AUSENCIA DE LAS FORMAS DE URDANGARIN
La fría y lluviosa tarde enlazaba invernalmente el cielo cantábrico y la bahía santanderina fundiendo en plata mar y nubes sin agitación de galerna sino con bella y muda soledad. En la orilla, provisionales, había testigos excepcionales: esculturas de Aitor Urdangarin. Las curvadas, domadas formas que el artista ha entrelazado con dominio certero se entrelazaban bajo las formas concebidas dando compañía a
Es evidente esta obra no esta hecha para enaltecer a los dioses, ni para heroica propaganda o para mostrar la armonía de los cuerpos o gravedad funeraria. Pero el objeto tampoco es mostrar la desnudez o la expresionista de los cuerpos. Ni para dejarse influir por comunicación romántica retro. Aitor dibuja, sin embargo, mediante sus sugerentes figuras abstractas inextinguible praxiteliana redondez, la posmoderna versión erecta del encuentro y el hallazgo del trabajo con las líneas, con los ritmos y las formas. Con una separación del sujeto y el objeto que se empeña en la desnudez.
Lejos de la metáfora platónica, la obra escultórica de Urdangarin revela su propia elasticidad estética y libre a través de la auto recreación. Con el juego serio de la investigación geométrica y el lenguaje del silencio entre la naturaleza y el paisaje, entre el hombre y su inquietud por el espacio, la gravedad y el dialogo entre la quietud y el movimiento. Con el monologo que no puede serlo ante la mas extensa e independiente “intentio operis” que sugeriría Umberto Eco si fuese letra escrita. Además de la propia auto indagación del sujeto –el sujeto- en torno a su proceso creativo.
No es fácilmente descriptible la sensación me produjo la contemplación de estas esculturas urdangarinianas al borde de la bahía santanderina cual ingrávidas formas naturalizadas en el paisaje pese a estar su lenguaje de la “escultura –objeto” sin imagen si tomamos prestado el vocabulario del Willian Tucker cuando habla en El Lenguaje de la Escultura(Londes, 1974) tras examinar los modos de hacer
Cierta impavidez bajo la lluvia y aparentemente sencillo pero sofisticado entrelazamiento de la formas urdidas por Urdangarin en las esculturas situadas por un tiempo junto a la Santanderina bahía del Cantábrico me hicieron pensar, frente a la canónica traición de masa y volumen, en las técnicas convencionales iniciadas en
A decir verdad ahora me pregunto por la inspiración con que el mejor Gerardo Diego vanguardista – nuestro gran poeta y amante de este mar -, podría adjetivar la belleza de estas esculturas que realizaban con clave y a la vez con majestuoso estilo geométrico la hermosa bahía abierta en plateadas ondulaciones y sombras del atardecer finalmente barrido por la lluvia.
Diversos caminos escultóricos se han trazado desde el patetismo romántico de Rodin al realismo de Julio González, desde la senda de Maillol al “místico” Brancusi y al mismo Arp, o del “primitivo” figurativo expresionismo picassiano. Todo lo ha visto y sentido Urdangarin, ¿acaso Detuvo su mirada un poco mas en la corriente neoconstgructiva pevsneriana? ¡Quien sabe!. Lo que yo sentí bajo la lluviosa aquella tarde junto a la bahía fue que los improvisados testigos de las enlazados sabios anudamientos de Urdangarin se sumerjan en el mar pero quedando a flote en la orilla, salvos del tiempo pasado, erectas sus aparentemente frágiles formas como obsesivas constancia de la poesía interminable de dibujar en el aire y en el agua pero con muy firme pie en la tierra del presente, en humildad provisional de la orilla contemporánea.
JESUS PINTADO USLÉ